Había una vez una mujer que un día fue caminando al mercado con una olla de miel en
la cabeza; se encontró con una señora muy particular, resultaba ser
la bruja de los sueños; ésta le dio para probar un jugo que se veía realmente
delicioso, lo tomo sin decir nada.
Mientras siguió caminando, pensaba que iba a hacer con la plata que ganara vendiendo la miel. Pensó que compraría una partida de huevos, y que de ahí saldrían gallinas....
Pero mientras pensaba que era lo que iba a hacer, se iba durmiendo, cada vez cerraba mas los ojos, hasta que de repente se desplomo.
Todos la miraban pero no hacían nada, la olla se había roto en mil pedazos; vinieron unas hadas y vieron a la brujita, entonces combatieron y lucharon contra ella, y, ¡Zip Zup Zap! La bruja calló al suelo, lo último que dijo fue que esto no quedaría así, que volvería...
Las hadas ayudaron a la pobre mujer a revivirla, cuando pensaron que ya no había más esperanzas, que la mujer había fallecido.
Pero... ¡revivió! las hadas repararon la olla, le dieron un poco de su polvo mágico, y la acompañaron hasta su casa.
Mientras siguió caminando, pensaba que iba a hacer con la plata que ganara vendiendo la miel. Pensó que compraría una partida de huevos, y que de ahí saldrían gallinas....
Pero mientras pensaba que era lo que iba a hacer, se iba durmiendo, cada vez cerraba mas los ojos, hasta que de repente se desplomo.
Todos la miraban pero no hacían nada, la olla se había roto en mil pedazos; vinieron unas hadas y vieron a la brujita, entonces combatieron y lucharon contra ella, y, ¡Zip Zup Zap! La bruja calló al suelo, lo último que dijo fue que esto no quedaría así, que volvería...
Las hadas ayudaron a la pobre mujer a revivirla, cuando pensaron que ya no había más esperanzas, que la mujer había fallecido.
Pero... ¡revivió! las hadas repararon la olla, le dieron un poco de su polvo mágico, y la acompañaron hasta su casa.