Emma y la casa de los Hide
En un vecindario existía
una niña llamada Emma, la cual vivía con su madre Helen, su padre Carlos y su
hermano Joaquín. La hija de la vecina, Violeta, era su mejor amiga. Helen no
tenía una muy buena relación con la madre de su amiga porque esta pensaba que
Helen estaba loca, ya que notaba algunos
aspectos raros en ella; pero Emma no hacía caso a lo que su madre pensaba,
Violeta iba a seguir siendo
su mejor amiga.
Las niñas iban
juntas al mismo colegio, Nueva Escuela del Sur. Cada día se encontraban en la
esquina que juntaba las calles Flores y Arenales para
Su mañana
comenzaba siempre con el mismo tema de conversación, la casa de los Hide. Era
una mansión gigante en la que habitaban dos niños pequeños, mellizos, y una
pareja de unos 40 años. Nadie quería a los Hide, pensaban que era una casa extraña
llena de ruidos tenebrosos.
mujer desapareció. El
vecindario rumoreaba que se la había tragado la casa. Desde
ese momento, se dice que la mujer
que habite la casa tiene una maldición conocida
como, “la maldición de los muertos”.
Por supuesto la casa de los Hide también era el
Un día, Emma y
Violeta, cuando regresaban del colegio, pasaron por allí. Emma
tenía mucha curiosidad,
entonces fue a tocar el timbre, mientras por detrás Violeta le gritaba que no
se acercara, que volviera. Pero Emma no le hizo caso y cuando presionó el botón,
notó un sonido como si fuera que algo corría velozmente detrás de la agrietada
puerta de madera, y se acercaba a la entrada. Emma se dio vuelta, y dirigió su
mirada hacia Violeta, en el momento en que ésta quedaba helada, al ver
unas manos silenciosas que salían de la casa. Emma no entendía qué estaba pasando cuando,
rápidamente, las manos la tomaron por los hombros y la entraron a la casa.
Violeta pego un grito de auxilio, pero nadie pasaba por la calle a esas horas. La niña, desesperada, no sabía qué hacer: llamo a la policía, pero no le creían, le decían que dejara de hacer bromas, pero ella sabía que no estaba bromeando. El policía, sin creerle y diciéndole que no tenía que mentir, se retiró a una gran velocidad. Rápidamente corrió a la casa de Emma, donde se encontraba su madre, Helen. Violeta tocó timbre y, la madre abrió la puerta. Le preguntó a Violeta por qué tenía tanta prisa y ella contestó que de regreso del colegio… continuó contándole el resto de la situación. Helen sabía que esas cosas podían pasar, entonces, le creyó. Al instante llamó a la policía y el policía le respondió lo mismo que le había dicho a Violeta. Helen decidió que debía solucionar este problema ella misma, ya que su padre estaba de viaje. Helen fue a buscar al papá de la amiga de Emma, Violeta, para que la ayudara a recuperarla, ya que cada mujer que entrara iba a tener una maldición. Helen
Violeta pego un grito de auxilio, pero nadie pasaba por la calle a esas horas. La niña, desesperada, no sabía qué hacer: llamo a la policía, pero no le creían, le decían que dejara de hacer bromas, pero ella sabía que no estaba bromeando. El policía, sin creerle y diciéndole que no tenía que mentir, se retiró a una gran velocidad. Rápidamente corrió a la casa de Emma, donde se encontraba su madre, Helen. Violeta tocó timbre y, la madre abrió la puerta. Le preguntó a Violeta por qué tenía tanta prisa y ella contestó que de regreso del colegio… continuó contándole el resto de la situación. Helen sabía que esas cosas podían pasar, entonces, le creyó. Al instante llamó a la policía y el policía le respondió lo mismo que le había dicho a Violeta. Helen decidió que debía solucionar este problema ella misma, ya que su padre estaba de viaje. Helen fue a buscar al papá de la amiga de Emma, Violeta, para que la ayudara a recuperarla, ya que cada mujer que entrara iba a tener una maldición. Helen
corrió desesperada. Cuando
llegó a la puerta, tocó timbre y el padre enseguida salió. Cuando explicó el problema,
él enseguida aceptó la propuesta y la ayudó. Cuando entró en la casa de los Hide
encontró un angosto pasillo, entró por allí y vio a la niña que gritaba y pedía
auxilio. Enseguida la tomó de
las manos y la sacó de ese sitio.
Cuando salieron de
la casa, la madre estaba muy agradecida con el papá de Violeta y le suplicó a Emma
que no regresara a esa casa, Emma esta vez comprendió que la mamá la cuidaba y
decidió hacerle caso. Y así nunca mas
volvieron a tener ningún tipo de inconveniente con la casa de los Hide.